El 1 de marzo, en la mañana a las 6 y 55 minutos, después de un día de agonía, murió Roberto. Era el día en que nos mudábamos, así que lo llevamos con nosotros y enterramos debajo del gomero en el patio trasero.
Lloramos mucho su muerte, inesperada y repentina, pese a lo que nos había dicho el matagatos. Su muerte nos afecta mucho, porque decidimos mudarnos también en parte para que tuviese una vida mejor.
jueves, abril 09, 2009
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