lunes, marzo 28, 2011

Lolita defiende a Ernesto

El sábado estaba sentado a la puerta de la biblioteca mientras Lolita dormía a mi lado y Enesto daba un paseo por los quioscos. De pronto lo atacó un perro grande -un labrador diez veces más grande. Ernesto se puso a gritar y escapó. Lolita despertó y se puso a ladrar contra el agresor, pero sin atacarlo ni avanzar.

Era tan claro que le estaba reprochando que le pegara a Ernesto.

jueves, marzo 24, 2011

Ramón durmió en la cama grande

Ramón, al que nos costó un año que perdiera el miedo a entrar en casa, ahora que entra más libremente para echarse en el recibidor ha empezado a explorar el resto de la casa. Hace unos días lo encontramos despaturrado en nuestra cama matrimonial. Cuando vio a la Pepa, escapó hacia su lugar habitual, una manta y un tapete imitación pelaje de cordero (que llamamos vellocinos), tipo indestructible (muy adecuados para perros). Claro, dice Ramón, no hay ninguna comparación posible. La cama es de lejos mejor. Con sus treinta kilos, el vellocino le debe parecer un pariente super lejanísmo del colchón para humanos.

Deberíamos hacerle un colchón grueso, blando, alto y cómodo a la medida. Seguro que dormir en cama humana es algo que no había imaginado nunca.

Punga mató a un ratón y se lo comió

En la mañana descubrimos que había cagarrutias de ratón en la cocina y en la despensa, y descubrimos que Punga también lo sabía. Punga estuvo rondando por ahí gran parte del día.

En la noche oí gritar a Pepa, que estaba en la cocina. Y ahí estaba la Punga con el ratón patas arriba y entre sus garras. Antes de que intentáramos quitárselo, un terrible crujido nos dijo que la gata había triturado su esqueleto. Se lo tragó y masticó y se relamió los bigotes cuando todavía no salíamos del asombro. Dejó el rabo con una parte carnosa llena de sangre. Se comió incluso la cabeza.

Hay por lo menos un ratón más, y no sabemos cómo decirle que mejor se va.